miércoles, 29 de septiembre de 2010

El sexo débil

Ayer tuve un día horriblemente duro.

Elvis acaba de cumplir 6 meses, y al contrario que muchas otras mamás que a esta altura empiezan a relajarse, en mi caso el agotamiento crece a su ritmo.

Elvis es un bebé de alta demanda.
En resumen: es hiperactivo, intenso, demandante, impredecible y muy difícil de complacer. Es un bebé altamente sensible y curioso. Es un bebé que todo lo magnifica, las risas, los balbuceos y los gritos. Es un bebé que sin duda no pasa desapercibido...

En resumen, es un niño que absorbe todo mi tiempo y energía, y que cuando además tiene un mal día ¡no os explico!

Como podréis imaginar, después de una jornada intensa con Elvis lo ideal hubiera sido que cuando mi pareja volviese a casa, me echara una mano... ¡Pues no!
Mi pareja volvió a casa, y al cabo de una hora estaba de los nervios, sin saber que hacer con el crío para calmarlo un poco, mientras no dejaba de gruñir y quejarse sobre lo estresante de la situación, y lo duro que era para él todo esto. Me lo planto en los brazos, y dejándome sin cena, se fue a casa de un amigo para relajarse, porque "necesitaba un poco de tiempo para él". Sin comentarios...

¡Por dios! sólo necesitaba un poco de ayuda. De nada me sirve tener una pareja que no sabe acaudalar la situación cuando hay un día movido. Necesito alguien capaz de poder recoger mis pedacitos del suelo y recomponerme entera, darme un beso y decirme "Tranquila, yo me encargo" en vez de "Yo también estoy cansado, acabo de llegar de trabajar".

Las mamás somos, sin duda, unas grandes incomprendidas. Nunca entenderán que trabajar no es criar. El trabajo de madre es un intensivo de 24 horas muy duro, en solitario y sin días de fiesta ni vacaciones. Sin salarios extras ni nadie que nos diga si estamos haciendo bien nuestro trabajo -más bien lo opuesto-. Un trabajo que es física y emocionalmente agotador.

Y para redondearlo todo, tenemos que encargarnos de nuestras parejas, cuando no saben afrontar la situación, cuando deben ejercer de padre, de cabeza de familia, de "sexo fuerte"...

Realmente las mujeres, tenemos una fuerza que va más allá de su entendimiento. Y me pregunto ahora ¿quien es el sexo débil?

viernes, 17 de septiembre de 2010

Elvis

Mi hijo se llama Elvis.

Después de mucho buscar y pensar, mi pareja, un buen día, me sorprendió con este nombre. Me encantó. Teniendo en cuenta que tenemos familiares en varios países, ¿que nombre podría ser más eficaz para un niño, que se escriba y pronuncie igual en cualquier idioma?

Elvis se acerca al sexto mes. Es muy fuerte, en todos los sentidos, físicamente y de carácter.
Desde muy pequeñín, ha sido un bebé movido, enérgico y independiente. Y no es porque sea mi hijo -gran frase de cualquier madre- pero es un bebe precioso.

Bromeamos a menudo con que sin duda el nombre elegido no podría ser mejor para él, porque le gusta cantar. Nos ameniza los días con unos gritos agudos que podrían dejar sordo a más de uno.

El silencio ha desaparecido de nuestras vidas, menos cuando duerme, y esto durante el día, no ocurre  a menudo. Así que cuando sucede, olvido que la casa está hecha un desastre y os escribo estos pequeños suspiros de mi vida. Suspiros de mi vida con Elvis.

Hoy es de esos días...

Hoy es de esos días grises y lluviosos.

Hoy es de esos días en los que te despiertas más cansada que cuando te fuiste a dormir.

Hoy es de esos días en los que no he tenido ni un minuto para mi misma. De esos días en los que no he podido ni ducharme, ni lavarme los dientes, ni desayunar sentada, ni mirar mi e-mail, ni si quiera de limpiar rápidamente una coletilla de caca que se ha quedado enganchada en el wc, esta mañana,  después de tener que ir con el pequeño en brazos al baño, una vez más.

Hoy es de esos días en que si te cruzaras con una de esas personas que te dicen sonrientes "¡Que bonito es ser mamá, aunque es duro, compensa!" y todas esas frases hechas que parecen venir de alguien que nunca ha tenido hijos, le pegarías una patada en la espinilla y te largarías sin remordimiento alguno.

Hoy es de esos días que te preguntas si tu hijo es un angelito venido del infierno o si estás pagando por tus pecados, por no creer en Dios.

Hoy es de esos días en los que por momentos odias a tu hijo.

Hoy es de esos días que cuando estás cansada de escuchar sus berridos constantes y sin razón aparente, le preguntas con un grito "¿pero que te pasa?", sabiendo que no vas a recibir respuesta, y que, para colmo, el pobre niño -que tiene un mal día- no entiende que le ocurre a su madre, que está más nerviosa de lo habitual, y no es capaz de calmarlo y complacer sus necesidades.

Hoy es de esos días en los que te sientes la peor Mamá del mundo...

miércoles, 15 de septiembre de 2010

...el amor y la razón...

¿Qué día decidimos tener un bebé? ¿Como fue? No lo recuerdo.
Realmente nunca lo decidimos. Fue una afirmación.
"Oooh amor, te quiero. Eres la persona con la que quiero compartir mi vida. Tengamos un hijo".
Y así quedó.

Sin duda fue una decisión tomada a la ligera. Seguramente, muchas parejas hacen como nosotros. El amor, que nos ciega y miente a nuestros sentidos, engaña a nuestros cerebros con un mundo mejor y más completo si traemos a la vida un fruto de nuestra pasión. Y la razón no tiene nada que hacer para combatir al corazón.

Pero el amor es precisamente el gran sufridor de esta decisión. Una pareja con pilares poco profundos, pone en serio peligro su relación con el nacimiento de un retoño. Incluso las parejas que más se adoran pueden acabar por odiarse.

La decisiones que se toman diariamente a la hora de educar a un niño son fruto de grandes e inevitables discusiones. Es precisamente la razón, lo que acaudala esta gran aventura.

Un hijo lo es todo. Pero también te arrebata todo.

Por ahora resistimos. Nos queremos, discutimos, hicimos nuestros acuerdos, tomamos nuestras decisiones... y resistimos. 

La pareja tiene que reinventarse cada día. Han surgido de las tinieblas partes oscuras de nosotros mismos que ni tan sólo sabíamos que existían, al igual que virtudes poderosas que nos han hecho invencibles.

Seremos débiles, seremos fuertes, pero nunca más seremos los mismos.

Milagros

Hola, me llamo Milagros y soy Mamá.

Bueno, sinceramente no me llamo Milagros, pero milagros son los que hago cada día desde que soy Mama, así que pensé que así sería como me gustaría que me llamaran. Milagros, y amén.

Por cierto, no creo en Dios. No creo en el cielo ni en el infierno. No creo en el más allá, ni en la vida después de la muerte ni en todas esas pamplinas que no hacen nada más que llenarte de esperanzas sobre el "mañana", cuando lo importante está sucediendo "hoy".

Y hoy soy Mamá.